Mis dos
hijos, Cristina y Santiago, desde sus primeros días de vida han tenido un
comportamiento bien diferente. Así, su forma de comunicar, de relacionarse con
el espacio y las influencias que reciben de los demás también es diametralmente
opuesta. Los seres humanos evolucionamos según
nuestros instintos, que hoy en día representan nuestra propia seguridad a la
hora de defender nuestros criterios.
Desde que
estudio neurociencias mis ideas se multiplican y obtengo respuestas que quiero
compartir para contribuir a mejorar nuestra forma de interpretar la vida,
porque todo el conocimiento está en el cerebro. El saber se multiplica cuando
las conexiones neuronales de las personas trabajan y piensan en el mismo
sentido, sin importar el lugar, gracias a la magia de la comunicación.
ESPACIO Y
NEUROMARKETING
El espacio,
los colores y los olores influyen de manera decisiva en nuestras decisiones de
compra. Mirar y sentir en una tienda o en unos grandes almacenes evoca
emociones y provoca percepciones. Los hombres y las mujeres las percibimos de
forma diferente, porque la carga hormonal de nuestros cerebros es bien
distinta. De esto se ocupa una nueva disciplina, que conocemos con el nombre de
Neuromarketing.
Ahora, los
arquitectos y los neurocientíficos están trabajando conjuntamente para
investigar como los espacios y el diseño de los edificios puede interactuar con
el funcionamiento de nuestro cerebro. Algunas instituciones, como la Academia
de Neurociencias para la Arquitectura están realizando estudios para adecuar
los ambientes a nuestras necesidades evolutivas.
ARQUITECTURA
CEREBRAL
Estas
cuestiones incluso sirven para facilitar la vida a personas que padecen
enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, puesto que podrían disponer
de espacios que les facilite la vida y puede que hasta les ayuden a recuperar
la memoria. Es muy curiosa la relación que hay entre los espacios y la
arquitectura cerebral.
Todo en
nuestra vida está íntimamente relacionado y en comunicación. Lo que hoy escribo
es tan solo un ejemplo para que pensemos como la unión de los cerebros de los
investigadores neurocientíficos y los arquitectos, en este caso, tienen la
capacidad de ofrecer resultados sorprendentes.
La conclusión
es que todos podemos cambiar nuestro mundo para mejor si activamos y
potenciamos nuestro nivel de comunicación intrapersonal, interpersonal y no
verbal. Somos palabra y acción.
Sara Dobarro
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