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Para exista diálogo es necesario saber escuchar |
La puesta en escena de
los cinco representantes de los grupos parlamentarios, en el debate
televisado, ha estado llena de poses y ambigüedades. Todos
sentados, en una mesa semicircular, frente a la moderadora, pero
ninguno de los candidatos supo expresar cercanía a la ciudadanía,
ni saber escuchar. Todos llevaban su discurso aprendido y el debate
estuvo carente de frescura y sonrisa.
En cuanto a la imagen,
todos usaron el uniforme social de político: traje clásico, oscuro
y con chaqueta estructurada, camisa azul, corbatas también azules,
en diferentes gamas, excepto dos rojas. Los que arriesgaron con el
color de la fuerza fueron Ruíz Gallardón, del PP, y Pere Macías,
de CIU.
Se notó que Jáuregui, y
Gallardón, recibieron clases de telegenia. Los políticos de los
otros grupos cometieron los errores propios de la falta de
entrenamiento. A Llamazares las mangas de la chaqueta le quedaban
cortas, y se agarraba mucho las manos, que al principio le temblaban.
Por su parte, Pere Macías leyó mucho, con la consecuente mala
gestión de la mirada. Josu Erkoreka, realizó muchos autocontactos y
dio vueltas a su alianza, en busca de equilibrio y seguridad.
Según el análisis de
la Comunicación No Verbal, ninguno de los candidatos, utilizó
argumentos que llegasen a los ciudadanos. Recordemos que las señales
biológicas -gestos- prevalecen sobre las palabras y han de ser
bien gestionados para despertar interés, credibilidad, y confianza,
algo que brilló por su ausencia.
Cada uno defendió lo
suyo, pero ni se escucharon entre ellos. Vimos como mientras Jáuregui
hablaba, su compañero Macías, leía y repasaba sus papeles.
Los
ojos de Ruíz Gallardón transmitieron prepotencia, aunque a veces,
miraron hacia abajo, lo que significa una conexión con sus emociones
más íntimas. Al debatir, a Llamazares se le torcía la boca hacia
la izquierda, por inseguridad emocional y Jáuregui alternó los
puños cerrados con las palmas abiertas, que expresan la dualidad de
sentir rabia y querer se transparente. Los enlatados, sin
comentarios. En fin, un debate monótono y sin empatía.
Sara Dobarro
Directora Quedigo.com
1 comentarios:
Increíble,hasta el color de las corbatas, el rojo se supone es un color de seguridad y de llamada de atención, las manos, las has descrito a la perfección, la falta de actitud de escucha es evidente y los tonos de voz elevados gradualmente es inpotencia, falta de credibilidad. Y si ya se comportan como el debate de Rajoy y Rubalcaba, sin animo de ofender parecen peleas de niños de patio de colegio. En ese si vi emociones , la ira, el enfado contenido , insultos propinados "mentiroso" perdida de papeles entre ambos, un "realiti" de el único en común las ansias de poder! aH! sin ofender a los niños, ellos tienen cualidades que desconocen , los ya nombrados :-) Erina
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