lunes, 16 de enero de 2012

Adiós, Don Manuel Fraga


Me duele el alma porque me acabo de enterar de la noticia; Manuel Fraga Iribarne ha muerto. Se va un hombre bueno, que en determinados momentos se ha comportado como un padre para mí. Como me dijo en uno de los encuentros, simplemente soy “un hombre que he dedicado toda mi vida a trabajar, y si algo echo de menos, ahora, a mis 89 años, es haber dedicado más tiempo a la familia”.

Fue profeta en su tierra
Fraga ha sido un gran maestro para mí. Durante más de 10 años, en su etapa de Presidente de la Xunta, trabajé directamente para él, en su Gabinete de prensa. Despachaba, los fines de semana, de forma distendida en su residencia oficial de Roxos. Mientras tomábamos el té, charlábamos de política, del sentir social, de lo divino y de lo mundano… Esto me permitió conocer el lado humano de Manuel Fraga y conocer más, allá de la figura  de “animal político” que transmitía. A sus 66 años, me confesó que, en ese momento sintió como toda su vida de servicio público, había sido una preparación para ponerse al servicio de Galicia. Y así fue. Gobernó y modernizó a su tierra como nadie hubiera hecho.

Tuve la suerte de pasear con él, de viajar y de conversar con suma confianza. Y les puedo asegurar que supo otorgar a su vida el verdadero sentido que eligió. Conmigo, siempre se comportó como un caballero y supo transmitirme un gran amor por la política,  entendiendo ésta como la vocación más noble y de mayor entrega, en favor de la sociedad. Esto mismo, hizo que en determinados momentos, cuando fui concejala en el Ayuntamiento de Ferrol, le escribiese en la prensa una carta abierta, donde le pedía su intercesión por una decisión que el Gobierno de Aznar había adoptado y que hacía peligrar el futuro de mi ciudad natal.

Solo él entendió el verdadero sentido de aquel artículo que nos unió más. Así, cuando tuve la mala suerte de sufrir una desgracia familiar, siempre lo tuve a mi lado, preocupado por  mi futuro y el de mis hijos. Desde Madrid, manteníamos conversaciones y me orientaba en mis decisiones. Cuando decidí volver a casarme, quiso conocer a mi actual marido, en su despacho de Presidente, en Santiago, y allí le pasó un exhaustivo examen a mi esposo y le dio determinados consejos,  que ni mi propio padre podría haber hecho mejor.

Don Manuel era un hombre honesto, bueno, generoso y un visionario. Dentro de la  educación machista que recibió sus tiempos, ha sido un gran defensor de las mujeres, quizás por la influencia que recibió de su madre y de la tía Amadora, con quienes se reunirá ahora. ¡Qué orgulloso estaba cuando prologó mi libro sobre La Televisión Digital en Europa!. Según me dijo, fue él mismo el que descubrió e impulsó a Luisa Fernanda Rudi, hoy presidenta de la comunidad Autónoma de Aragón.

Hombre de Estado y padre de la Constitución
Llevó una vida austera,  fiel a sus ideas, adelantado a su tiempo y hasta más galleguista que Castelao. Su gran vitalidad y pasión por la política y capacidad por adaptarse a las nuevas situaciones desconcertaba desde a Aznar, Fidel Castro, Felipe González o hasta la misma Margaret Tatcher, a quien también admiraba.  Aunque ya se lo dije varias veces, tengo agradecimiento eterno a su figura como maestro sabio. Y lo que más engrandece su figura son esos pequeños y sencillos gestos de cariño, que me mostró durante toda su vida.

Le prometo, D. Manuel, que le honraré en mi caminar diario con lo mejor que sé hacer. Y le aseguro que aunque me duele decirle adiós físicamente, sabe usted, que siempre le escucharé, porque sus consejos viven en mi. Sé que el sentido de su vida ha sido la POLÍTICA, con mayúsculas. El tiempo, que es por naturaleza innovador le ha entendido en el pasado y mejor lo hará en el “futuro”. Por eso, ahora, la historia le hará justicia, mi querido presidente. Descanse tranquilo, que su legado ya está en marcha. Con el afecto de siempre.

Sara Dobarro
Directora de Quedigo.com

1 comentarios:

Isabel Iniesta dijo...

Es de justicia despedir con cariño a una persona que tanto amor tuvo a España, que tanto esfuerzo dedicó a modernizarla.

Duele ver como muchos, en las redes sociales, están tratando de empañar su recuerdo con terribles acusaciones falsas.

Descanse en paz, D. Manuel